martes, 21 de febrero de 2017

Nusa Lembongan y Nusa Ceningan.


Ya desde Tenerife me había comunicado con Tanausú, otro de los nómadas chicharreros que tenemos repartidos por el mundo, que de momento se ha afincado con un pequeño negocio hotelero orientado a la actividad del buceo, en esa pequeña isla de Lembongan, de la que dicen que encarna a la Bali que muchos turistas fueron a conocer y nunca encontraron.
Anochecer captado desde la playa de enfrente del Planet Nomadas Resort.

Al confirmarle desde Bali vía whassapp que me encontraba en Ubud, Tana me animó a que lo visitase unos días. Al aceptar su invitación, en un visto y no visto me contactó para decirme que ya me tenía preparado todo el traslado. Así que al día siguiente, tomé un taxi que me trasladó hasta la zona de Sanur por las 200.000 rupias establecidas como precio fijo.
Desembarcando en Nusa Lembongan.

Desde el embarcadero, que no es sino una playa de arena blanca, por lo que hay que mojarse los pies para alcanzar las modernas lanchas rápidas que hacen el trayecto hasta la cercana Nusa Lembongan en aproximadamente 45 minutos, partí con la compañía Glory Express, que tiene como precio del trayecto ida y vuelta 35€.
Taxis de Lembongan.

El desembarco en Lembongan también se realiza en una pequeña playa de arena blanca conocida como Jungutbatu, así que recordad que hay que descalzarse o usar cholas, donde tienen preparado unos chiringuitos en donde distribuyen a los visitantes en sus peculiares Taxis-furgoneta para alcanzarlos hasta los alojamientos que tengan reservados.

Planet Nomadas Resort, del que hace un añito hice un pequeño vídeo para ellos como muestra de agradecimento y que comparten en su página web, es el nombre del pequeño complejo hostelero que han levantado de la nada Tanausú y Jose Andrés, y que se está conviertiendo en un punto de encuentro imprescindible para los españoles que visitan la isla.


A mi llegada conocí a Jose Andrés, (¡un descanso para la mente hablar en nuestro idioma después de tantos días!) un vasco nacido en Soria, porque como dice él, los vascos nacen donde les sale a ellos de los...,y desde que me ubicó en mi encantadora habitación, me gestionó el alquiler de una moto, con la que inmediatamente partí a conocer la isla.
Puente que unía las islas de Lembogan y Ceningan.

Las carreteras y caminos de estas dos islas conectadas por un pequeño y viejo puente colgante (que en 2.016 colapsó y cayó provocando varias muertes y multitud de heridos) están en un estado deplorable, por lo que cualquier caída por pequeña que sea puede producir como mínimo raspones de consideración que puede arruinar las jornadas de mar, así que mucho cuidado. Estas carreteras están tan mal, que a pesar del reducido tamaño de estas dos islas, llegar de un punto a otro es bastante lento y algo aburrido, así que paciencia porque vale la pena explorarlas.
Templos semi abandonados en Lembongan.

Hay varios templos hinduistas diseminados por toda la isla, algunos bastante perdidos (y desgraciadamente en mal estado de conservación), y en el centro de la isla, en el punto más alto de la misma, junto a un restaurante (Panorama bar & Restaurant) hay una vistas a la zona costera oeste, donde se agrupan los turistas, con Bali destacando al fondo, impresionante.
Vistas a la costa oeste de Lembogan con Bali al fondo.

No muy lejos de ese mirador, se encuentra un cementerio, del que me llamó mucho la atención la costumbre local hacia sus fallecidos. Los nichos cuentan con una especie de banco donde sentarse y pasar el rato junto a los suyos. En estos bancos han colocado unas sombrillas que llaman mucho la atención.

A la tarde, una vez de vuelta en Planet Nomadas Resort, donde por fin me reuní con Tana alrededor de una comida de estilo fusión española-indonesia muy rica, me presentaron a Roberto, conocido con el sobrenombre de Tocayo, con quien me fui a la piscina a probar el equipo de buceo, pues a pesar de que lo he practicado algunas veces en casa, hacía años que no usaba un equipo completo y la actividad que teníamos prevista para el día siguiente era ir a bucear a un arrecife cercano a Nusa Penida.
Señora recolectando algas en las playas de Lembongan.

En la playa, en la puerta del mismo Planet Nomadas Resort, la población local se entretiene con las últimas horas del día, de forma relajada como todo aquí, eso sí, en recolectar algas comestibles, que cultivan artesanalmente en todas las playas donde las corrientes son más tranquilas. Es una evocadora estampa que hace refléxionar en lo equivocados que estamos en nuestra parte del mundo con nuestro estilo de vida, y si además, el anochecer es tan espectacular como el que me tocó vivir aquella noche, lo que dan ganas es de mandarlo todo a paseo y venirte a vivir aquí. Lo único que lamento de todo aquello, es no haberlo podido compartir con Marijose e Isabel, que en aquel momento era muy pequeñita, pero que hoy en día la imagino pasándoselo bomba en aquella playa.
  
Al día siguiente, no muy temprano, pues aquí las horas las marca el canto del gallo, partimos en el bote de Planet Nomadas hasta el arrecife más sano y con más vida marina que yo haya visto en mi vida. Por un momento tuve la sensación de estar sumergido en uno de esos acuarios de los que tanto me gustan. Buceamos sobre unos hermosos corales, repletos de peces preciosos tipo, cirujanos, zanclus, mariposas, etc...e incluso nos tropezamos con un par de tortugas. ¡Una experiencia genial!
Señora recolectando algas al anochecer en Nusa Lembongan.

Aquella tarde de sábado, fueron llegando otros invitados al Resort, ya que Jose Andrés, Tanausú y Daniel (en aquel momento el tercero de los socios de Planet Nomadas) habían preparado una fiestita de inauguración, pues hasta ese momento, con el ajetreo obvio de los comienzos no habían podido quedar con sus amigos. Fue cuando conocí a un curioso grupo de españoles que se han embarcado en una especie de aventura con sus vidas en esa parte del mundo, porque como dicen ellos mismos, en España parece que no hay oportunidad para ellos en estos momentos, así que, hasta aquí llegaron.
Niños jugando entre granjas de algas en Lembongan.

Junto a Tocayo y a Jose Andrés, un simpático catalán llamado Edu y un grancanario llamado Jesús, fueron otros de los paisanos con los que charlé muy animadamente aquellos días, pero a parte de Tanausú, fue con otro canarión, Norberto, cabeza visible de Come2Indonesia.com con el que hice las mejores migas aquellas noches. Tanto, que hoy en día seguimos manteniendo contacto.

Tana, sacó su repertorio de música pachanguera tipo "Abusadora" de la "Billo´s Caracas Boys" que lleva a todas las partes del mundo por las que ha andado y que son muchas. Alguien pidió unos "cubalibre" y aquella noche se convirtió en una fiesta de éxito con la que fliparon turistas franceses y holandeses que se acercaron atraídos como las moscas a la miel, en la que nos reunimos en una pequeña isla al otro lado del mundo unos cuantos canarios que la hicieron suya por unas horas. 
Bote de actividades de Planet Nomadas Resort.

A la mañana siguiente, Tana se iba con un grupo de buceadores a las costas de Nusa Penida, y me preguntó si los quería acompañar porque en aquella zona se suelen avistar manta-rayas entre otros animales marinos. Por supuesto que acepté y la experiencia con el snorquel en aquellas aguas, aunque un poco temeraria porque me quedé solo y me alejé tanto que perdí de vista el bote por unas cuantas horas y la zona es de una profundidad bastante considerable para el buceo con tubo, también fue muy agradable.

Después de aquella mañana de snorquel, y después de almorzar una deliciosa tortilla semi-española, con el toque personal de Jose Andrés, me invitaron a acompañar a una chica española que había llegado ese mismo día, no recuerdo su nombre pero sí de que era azafata de la compañía Emirates, a una excursión que ella quería hacer por un pequeño bosque de manglar que hay cercano. Para llegar a ese manglar lo hicimos en bicicleta y las vistas de las preciosas playas de arena blanca con la silueta de Bali al fondo bien merecieron la pena detenerse un momento para contemplarlas tomando un coco de los que venden en los puestos ambulantes. El manglar en sí, no es que sea el mejor que haya visto en mi vida, pero también merece la pena visitarlo.
En la foresta de manglares.

El último día completo que estuve en aquella isla lo pasé recorriéndola en moto, y por la tarde, Tocayo reunió un grupito para ir hasta la más pequeña aún Nusa Ceningan, que se cruzaba por un puente colgante de hierros que tenía tan mal aspecto, que al final, en 2.016 ocurrió la desgracia que nos temíamos. En la actualidad lo están reparando. En aquel grupito estaban la azafata y una de las instructoras de buceo que suelen trabajar para Planet Nomadas Resort y su novio que estaba por allí de visita.
Calas de Nusa Ceningan.

Nos acercamos a través de las tortuosas carreteras hasta la punta de la isla, conocida como Dream Point, un lugar muy agradable, con algunos Resorts de lujo que cuentan con piscinas infinity, desde las que tomar una cerveza mientras observas a los surfistas disfrutar mientras cae el sol. Una estampa impresionantemente bella.
Dream Point.

Después de aquellos días,y de aquella placentera experiencia, me despedí de Tana, a quien he vuelto a ver en Tenerife, y me volví a Bali y a la zona de Ubub unos días más. Me acerqué a visitar a Norberto en Denpasar y desde su oficina me propuso hacer otra cosa distinta de lo que tenía en mente hacer con los días que me quedaban, que no era otra cosa que ir hasta Komodo para conocer a los dragones. En su lugar, dirigió mis pasos hacia la isla de Sulawesi, un lugar con una impresionante selva de la que no había oído hablar hasta la fecha y que resultó ser uno de los momentos álgidos de mi experiencia en Indonesia hasta esos momentos...

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